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Hitler: la oratoria del mal

Por: Renata Mendizábal

Décimo C


Situémonos en la segunda guerra mundial (1939-1945), una época hostil y sangrienta, donde una Alemania nazi ambicionaba a toda costa posicionarse como un dios para todo el mundo. Batallas interminables, con miles de víctimas inocentes siendo desaparecidas, torturadas o simplemente acribilladas. Un líder, llamado Adolfo Hitler que con tan solo un par de estrategias políticas logro someter a toda Europa. Pero ¿Cómo llego hasta ahí? ¿Cuál fue su estrategia? ¿Cómo millones de alemanes siguieron su doctrina sin mostrar oposición alguna?


Para comprender estos sucesos más a fondo debemos situarnos en 1918, cuando finaliza la Primera Guerra Mundial. Alemania que fue un país bastante nombrado en estás arrebatadoras circunstancias, termino en las peores condiciones tanto internamente como país y externamente ante todo el mundo. Millones de desempleos, sus propios territorios siendo mancillados y arrebatados, su gobierno inestable y sin dirección, incluso con una deuda exorbitante a Francia e Inglaterra. No obstante, curiosamente el pueblo judío había quedo en una posición económicamente estable y favorable, haciéndose acreedores de todas las industrias y capital de Alemania. Claramente, esto provoco un descontento y desacuerdo de parte de las clases populares alemanas, haciendo que, por consecuente se decantaran por uno de las dos vertientes políticas extremistas, siendo estas, el fuerte comunismo y el nacismo puro.


Simultáneamente a estos hechos, en la armada imperial alemana, se encontraba un soldado con ideas claras y precisas, con el fin de retomar y salvar la gloria de la Tierra de los Bávaros. Hitler, fue está luz inminente para ellos. Quien desde pequeño amaba profundamente a su patria, un pintoresco niño que a su corta edad formaría su propia filosofía nacionalista. Al ver que la dignidad de su país estaba por los sueltos, empieza a incursionar en el mundo de la política. Inscribiéndose como un agente activo bastante influyente en el partido nacional socialista obrero alemán, en el cual sus principales ideales eran antisemitas, supremacistas raciales, nacionalistas extremos y fascistas en su máxima expresión.


Aquí es donde el poder de la oratoria empieza a tomar acción, sus comienzos son tan certeros, que al plasmar y declamar elijen a Adolf como el representante de su partido, esa persona que llevaría las ideas de su campaña por toda Alemania. Un pequeño detalle que ayudo a Hitler fue crear la Storm Attachment que era su propia policía que se encargaba en intimidar a sus contrincantes o simplemente a sus opositores.


Con la Storm Attachment a su lado, empieza a impartir sus ideales por toda Babaría. Seguro de su acogida, crea su primera revolución en Múnich, sin embargo, esta fracasa haciendo que Adolfo quede preso por 8 largos y frustrantes meses. No obstante, aquel revolucionario no se daría por vencido, y al momento de salir de prisión, sigue impartiendo sus conocimientos, pero esta vez de una manera más fuerte e ideológica, haciendo que en cada estado que pisaba dejaba una huella inminente y perpetua.

La audiencia fue creciendo, más y más al pasar el tiempo. Cada poblador aseguraba que sus expresiones y entonaciones hacían creer que estas ideas se podían realizar, cada palabra que salía de Adolfo era esperanza y luz para una Alemania desecha. El creo tanta furia e indignación en los pobladores, que de manera absoluta se lanza a elecciones, sus primeros 2 intentos fueron frustrantes, pero su constancia lo impulsaron a seguir, hasta que un glorioso día, en 1933 gana por mayoría en el congreso, esto quería decir que una gran parte de los diputados aceptaban y creían en esta vertiente filosófica, bastante curiosa y fascinante.


Adjudicándose en el influyente cargo de canciller. Adolf, hace uso de su nuevo poder, organizando una masacre de opositores, donde personas esenciales con altos rangos de poder y ocupación en la política fueran misteriosamente desapareciendo. El motivo principal que alentaba a estos grupos, era que, al ser estás personas un obstáculo en su sangriento camino a la perpetua dictadura. Un 30 de junio de 1934, los opositores, se retiran a sus lujosas y adineradas viviendas, sin tener duda que ese sería su último día sobre la faz de la tierra. Esa noche la SA se encarga personalmente en eliminar uno por uno, clavándoles con un odio inigualable e desgarrador una daga, hasta dejarlos sin vida y sin aliento. Ese amanecer, puro y soleado, Hitler supo con convicción que habría comenzado el surgimiento de una nueva era. Donde su querida y amada Alemania, resplandecería con un brillo inigualable, surgiría de las cenizas siendo la más cruel y poderosa versión que el mundo podría ver.


Sin duda alguna, cada discurso de Hitler fue un empoderamiento a su pueblo, el poder de sus oraciones y declamaciones fueron un grito resplandeciente hacia la libertad, su increíble desenvolvimiento en las masas y su capacidad de conectar, convierto a Alemania en el peor enemigo del mundo, desencadenando un odia profundo e irreversible hacia los judíos y unas ansias en frenables de conquistar de manera absoluta toda Europa.


Finalmente, yo catalogaría a Adolfo Hitler como un verdadero Einstein de la comunicación oral, es impresionante su nivel de manipulación y convencimiento, que con tal solo simples palabras logro introducirse en las mentes de toda una población. Cada práctica, refuerzo y expresión corporal fue suficiente para gobernar e imponer su ideología política a más de 64 millones de personas. Él puso en práctica sus conocimientos e impresionantemente sus declamaciones fueron una verdadera hazaña para la oratoria malvada, aquella que llevo al aguje del tercer imperio Alemán. Convirtiendo y transformando a todo el mundo en un holocausto total.


Bibliografía

DE LA TORRE y JUÁREZ. Historia de México en el contexto universal. Volumen 2. Mc Graw Hill, 1993 México.

GÓMEZ NAVARRO, et al. Historia Universal. Prentice Hall, 1998 México.

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